La enfermera que cuida a los niños y niñas con diabetes
Yasmina Letelier, profesional del Hospital Regional, trabaja en el tratamiento de cerca de 180 pacientes pediátricos, 20 de ellos con bombas de insulina.
Ricardo Muñoz E./Redacción - La Estrella
En Chile se estima que 12 de cada 100 personas, es decir el 12% de toda la población del país, tiene diabetes, enfermedad crónica que se caracteriza porque el cuerpo procesa mal el azúcar y hay un exceso de ésta en la sangre, ocasionado por una insuficiencia de insulina que no permita aprovechar esta azúcar (glucosa) como energía para el cuerpo.
Además, son dos las diabetes más conocidas: la diabetes mellitus (DM) tipo 2, la más común y que afecta prácticamente a personas adultas con malos hábitos alimenticios y un estilo de vida sedentario y la DM1, que es la ataca principalmente a niños y jóvenes, cuya causa se desconoce y requieren constantemente de insulina.
Y precisamente en este último grupo es en donde se concentra el trabajo de la enfermera Yasmina Letelier, especialista en diabetes y endocrinología infantil, quien hace cinco años se desempeña profesionalmente en la Unidad de Endocrinología y Diabetes Infantil del Hospital Regional de Antofagasta (HRA).
"No hay nadie más que vea pacientes pediátricos acá", dice la profesional, quien controla a los niños y niñas que tienen esta enfermedad en la región. En el registro, son alrededor de 180 los menores que padecen DM1 tanto en el sistema de salud privado y público, de los cuales 23 requieren de bombas de insulina para su tratamiento.
Yasmina cuenta que para que los pequeños utilicen la bomba de insulina el tratamiento debe ser diferente al de los adultos: lo primero es educar a los pacientes respecto a esta enfermedad y además sobre cómo funciona este dispositivo.
"Al principio es complejo el diagnóstico, la educación, hay muchas cosas nuevas por aprender. Hay papás que lo toman de manera optimista y hay otros que viven su proceso de duelo por harto tiempo y una tiene que hacer rol de enfermera-psicóloga, así que es complejo. También hay niños que lo toman muy bien y siguen el tratamiento de forma correcta y hay otros que no lo toleran. A veces los niños se portan mucho mejor que los papás", explica.
El rol de las enfermeras
La profesional señala que hay pacientes DM1 que pese a su tratamiento no logran un buen control del metabolismo y por lo cual son candidatos a la bomba de insulina (la que desde 2017 tiene cobertura de la Ley Ricarte Soto), la cual administra automáticamente las dosis y logra disminuir los 150 pinchazos mensuales a cerca de diez solamente.
El seguimiento de la DM1 debe realizarse por un equipo de salud multidisciplinario y capacitado en el manejo de las bombas de insulina, que permita realizar alternadamente controles tanto de medicina, enfermería, nutrición y psicología. No obstante, las enfermeras están presentes en la vida del paciente desde que comienzan el proceso de postulación por Ley Ricarte Soto.
"El papel de la enfermera implica un rol que casi no termina nunca porque es 24/7 para algunos pacientes porque educamos, pero también acompañamos. Se va formando una relación con los pacientes. Ese vínculo no termina nunca, es un rol de acompañamiento continuo", cuenta Yasmina.
El contacto permanente y por años con sus pacientes contribuye a que se cree un lazo especial.
"Cuando se trabaja con niños uno los ve crecer. Es un lazo que cuesta que se rompa. Es distinto atender a pacientes pediátricos porque ahí se involucra tanto al niño como a sus papás, abuelos y a todo su vínculo afectivo. Cuesta harto soltar a los pacientes, de hecho, tengo pacientes con bomba que tienen 22-23 años, porque una es media maternalista y no los quiere mandar al equipo de adultos", confidencia.
¿Cómo saber que un menor es insulinodependiente? Por lo general, el síntoma más notorio es una sed inusual. También produce necesidad frecuente de orinar, hambre extrema, pérdida de peso inusual y fatiga e irritabilidad extremas.
"Cuando se trabaja con niños uno los ve crecer. Es un lazo que cuesta que se rompa. Es distinto atender pacientes pediátricos porque ahí se involucra a sus papás, abuelos y a todo su vínculo afectivo."
Yasmina Letelier, enfermera que trabaja con pacientes DM1.