Dirigente pedía un cierre para club abandonado: no tuvo ayuda y desconocidos iniciaron incendio
Hace meses que el presidente de la Junta de Vecinos venía pidiendo colaboración para un cierre perimetral que impida acceso a un foco de delincuencia.
Una de las cosas que preocupaba en enero al presidente de la Junta de Vecinos 21 de Mayo de Antofagasta, Marcelo Barraza, era el abandono de la sede de un recinto deportivo que está justo en la esquina de Saavedra con Uribe. En ese momento, contaba, el lugar era un foco de delincuencia, droga y trago hasta la mañana. "Después del estallido social, sacaron las rejas y quedó abierto, a expensas de cualquier persona", decía entonces a La Estrella.
Cinco meses después, el abandonado club deportivo fue testigo de un amago de incendio ocurrido la noche del lunes. Según el teniente de la Quinta Compañía de Bomberos, Alejandro Órdenes, el principio de incendio se produjo con elementos "utilizados por indigentes para habitarlo". Por suerte, no hubo peligro para los inmuebles que están adyacentes al lugar.
Ayer, la mañana después del desastre, el dirigente vecinal reflexionaba que parecía que se veía venir. "Durante todo el fin de semana hubo problemas en la sede, se llamó a Carabineros para que actuara. Vino en algunas oportunidades, pero los tipos siguen ahí dentro, uno agarró un fierro, se puso a golpear las murallas, después se pusieron a pelear entre ellos...", cuenta.
A juicio de Barraza, el lugar es un sitio donde desconocidos "hacen de todo" y después vienen los problemas de todo tipo, "pero nosotros hicimos todas las alertas a todos los organismos pertinentes", lamenta.
Comodato
En enero, el Instituto de Previsión Social (IPS) entregó la administración del recinto, en comodato, a la junta de vecinos. El tema es que finalmente no se pudo hacer nada con el espacio por donde se están metiendo los desconocidos, porque no hay plata para poner un cerco o sellar.
"No tenemos dinero para decir 'vamos a cerrar'. Apelamos a las autoridades y la verdad es que hemos golpeado todas las puertas. Hemos hecho algunas llamadas telefónicas (…) pero todos se quedan en las buenas intenciones, son muy pocas las personas que realmente se interesan", señala.
Según cuenta, arreglar el problema del cierre sale unos $5 millones, y están viendo como hacerlo como corresponde, postulando a fondos estatales para que finalmente el espacio quede cerrado. Actualmente hay dos candados en el portón, "pero qué sacamos si por el lado de la plaza, hay un espacio como de seis metros para que entren libres", lamenta el dirigente vecinal.
5 millones de pesos cuesta, aproximadamente, un cierre perimetral para el sector.