La fama mundial de Tocopilla, el exparaíso de la caza deportiva
Investigación rescata los registros que inmortalizaron al puerto como uno de los puntos más atractivos de la pesca internacional.
En la memoria oral siempre se preservó el conocimiento de que las costas tocopillanas fueron el centro de un activo desarrollo de la pesca deportiva, pero, hasta hace poco, los verdaderos -y exclusivos- registros de aquel momento de la historia nortina descansaban solamente en hemerotecas norteamericanas.
Y eso fue así hasta que las historias e imágenes que relatan aquellas leyendas deportivas llegaron a las manos del escritor Damir Galaz-Mandakovic. El Doctor en Historia y magíster en Ciencias Sociales, autor además del libro Memorias de la Ciudad de Gatico (2020), conversa con La Estrella sobre su investigación.
"Se habló de que en Tocopilla se cazaban grandes albacoras, pero en términos de diarios no hay nada escrito [en Chile] sobre estos procesos, pero sí en múltiples diarios estadounidenses", relata Damir sobre los tiempos en que el puerto era portada en importantes medios de Nueva York, Chicago, y Washington, entre otras.
De hecho, eso y más es parte de su última publicación, "Tocopilla es un Paraíso para los Pescadores" (2021); Espectáculo, fama y archivo de la caza deportiva de la albacora (1933-1942), impreso que desde el año pasado forma parte de la Colección Cultura y Naturaleza del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural.
Desde afuera
En su obra hay una lista de todos los periódicos que revisó donde la ciudad es mencionada como un destino importante para los deportistas internacionales.
"Aparece como un punto interesante, porque Tocopilla armó un flujo que articuló a Nueva York con Tocopilla. Llegaban barcos directamente, con pescadores cierto, y ellos se alojaban aquí, en una agencia naviera. Había toda una logística de lanchas, de ayudantes… Y por sobre todo también, de registro", comenta.
En el trabajo se recuerda el paso del famoso pescador deportivo estadounidense, Michael Lerner, quién llegó en 1940 a Tocopilla acompañado de la ictióloga Francesca La Monte, para estudiar los peces por su tan característico tamaño. Los verdaderos trofeos que toda respetada figura de la pesca ansiaba por aquellos años.
"Tocopilla armó un flujo que articuló a Nueva York con Tocopilla. Llegaban barcos directamente, con pescadores cierto, y ellos se alojaban aquí..."
Damir Galaz-Mandakovic,, autor del libro