Abandono costero en Tocopilla

Señor director:

Se ha hecho recurrente la falta de compromiso de la autoridad local en la preservación y mantención de las pocas playas que existen en el puerto de Tocopilla. Me refiero al sector de playa artificial Covadonga y alrededores. Hoy son una clara muestra en abandono absoluto, solo vemos: basura, botellas, escombros que adornan el entorno y ni hablar de áreas verdes. Actualmente la playa artificial es el epicentro de juntas nocturnas en consumo de alcohol y ruidos molestos y nadie, pero a nadie le interesa o hace algo por los espacios que hoy son parte de una despreocupación por esto y otros temas más que solo generan rechazo en la población.

Entonces ¿qué se puede hacer? Es la pregunta que muchos nos hacemos, ya que la actual administración municipal no muestra interés alguno por proponer una recuperación del borde costero, ni hablar de turismo, más bien son lo contrario y a pocas semanas de comenzar la temporada estival que con las altas temperaturas podrían ser el panorama ideal para el verano, pero hasta el momento nada.

Aquí algunas sugerencias: Mucho, pero mucho aseo, seguridad en las noches y madrugadas, tratar de mover las arenas que por mucho tiempo no se han tratado con el apoyo de maquinarias que muevan el material hacia la orilla, respectivamente. Actualmente existe un desnivel en la conchuela del lugar que ha sacado gran parte del material de la orilla, dejando las rocas que para los niños son un peligro.

Esperemos que la actual administración que se ponga las pilas para que las familias tocopillanas puedan pasar estas altas temperaturas en playas, en espacios limpios y seguros con una temporada estival diferente o será más de lo mismo.

Gracias.

Francisco López

Paseo de mascotas

Señor director:

Muchas personas sacan a sus mascotas a caminar por las calles o simplemente a juguetear por plazas o parques del barrio. Casi siempre se produce un tira y afloja entre amo y mascota, cuando se trata de elegir el lugar a donde ir o quedarse. Generalmente siempre es la mascota la que toma le decisión. Por lo tanto, cabe hacerse la pregunta del "millón": realmente ¿Quién pasea a quién?

Jorge Valenzuela Araya