Cartas
El burrito
Señor director:
Mi madre, educadora de párvulos de toda una vida, me contaba que el año pasado varios niñitos del jardín infantil le pidieron ser el burrito del pesebre para el acto de Navidad. Esto le llamó mucho la atención, ya que por lo general le hacen el quite a este simbólico personaje. Todos quieren ser María, José, pastor, entre otros animalescos personajes, pero ninguno el burrito.
Esto lo atribuye a que cuando les contó la leyenda de que gracias al burro, José y María pudieron viajar desde muy lejos hacia Belén y que fue el burro quien llevó en su lomo a María, y que llegó muy, muy cansado y agotado al pesebre, pero satisfecho y contento por haber logrado llegar hasta el final.
A pesar que fue un cuento rápido, al parecer caló hondo en las inocentes conciencias de los niños, quienes ahora quieren seguir el ejemplo de bondad, servicio y entrega de este animal tan denostado por prejuicios y burlas.
Mi invitación es a no mal utilizar al burro para burlarse de alguien, sino que mejor usémoslo como ejemplo de servicio y entrega por un bien superior. Sigamos el ejemplo del burro.
Marcelo Flores Lucero
Inasistencias y atrasos
Señor director:
Apelando a la tan "manoseada palabra transparencia", sería interesante saber qué pasa cuando algún integrante del Senado o de la Cámara de Diputados no justifica las continuas inasistencias o atrasos. Es la pregunta que seguramente nos hacemos muchos y en particular aquellos que por la situación expuesta han sufrido una anotación negativa, visto disminuida su remuneración mensual o sufrido la perdida de beneficios.
Es evidente que la remuneración de un trabajador común es bastante menor que la de un parlamentario, por lo tanto, cualquier descuento se nota bastante más. Lo que más molesta e incomoda, es escuchar a nuestros representantes exponer a los cuatro vientos que todos somos iguales ante la ley y que hay que sancionar la irresponsabilidad y la falta de compromiso. ¿Están capacitados moralmente para decirlo?
Jorge Valenzuela Araya