Cartas
Bomberos y políticos
Estimado director:
Gran ejemplo, día a día, tragedia tras tragedia, nos dan nuestros bomberos que ponen sus vidas en riesgo, al acudir a controlar y apagar incendios a cambio de nada, porque ellos son voluntarios.
Muestran en cada emergencia que son uno para todos y todos para uno, porque el objetivo central es hacer todo lo que sea posible, y a veces más, para superar la tragedia de quién los llamó.
¿Se imagina usted, si senadores, diputados y afines, actuaran de la misma manera que los bomberos, ante las cientos y cientos de urgencias que tiene la señora Juanita, o sea privilegiando siempre las necesidades de la gente, muy por encima de sus pretensiones personales y grupales político partidistas, se imagina usted?
Porque hoy si un problema le afecta directamente a uno de ellos o grupo, se ponen muy pronto de acuerdo y caso cerrado, pero si el embrollo es de la señora Juanita, aparecen las camisetas yo soy del equipo A y tú eres del B, y nunca se ponen de acuerdo.
Solo pensemos que cada bombero debe tener sus propias ideas políticas partidistas, y le debe gustar algún equipo de fútbol, o de música, pero en el momento que suena la sirena y la alarma de incendio, se olvidan de sus intereses personales y grupales, y el objetivo es superar la emergencia.
¿Se imagina usted, si los políticos en general actuaran de la misma forma que lo hacen a diario nuestros bomberos, se imagina usted?
Soñar es gratis, unos son voluntarios y otros gozan de dietas.
"Todos los hombres fueron creados iguales. Más tarde, unos pocos se convierten en bomberos" (Anónimo).
Luis Enrique Soler Milla
Elefantes blancos
Señor director:
El Sernac y Bienes Nacionales son dos instituciones (elefantes blancos) que pesan menos que un cucurucho de cabritas. Ambas tienen buenas intenciones, pero poca efectividad. El Sernac está invadido de denuncias en contra del retail, y por su parte Bienes Naciones por las de ciudadanía y turistas ante la imposibilidad de acceder a lugares de uso público o toma de terrenos. Sin embargo, no se observa una reacción de la autoridad. La ciudadanía se siente desamparada ante estos delitos encubiertos que se han transformado en hechos prácticamente normales.
Jorge Valenzuela Araya