Cartas
Transformación digital: ¿arquitectura, tecnología o comunicación?
Hace años que se habla de la transformación digital y, aún, se continúa buscando la mejor forma de diseñar una estrategia para alcanzarla. Lo concreto es que no hay recetas o, mejor dicho, hay una receta para cada caso.
Algunos de los big players en el mundo de IT suelen impulsar la idea de que la transformación digital es guiada por la tecnología, y de que la adopción de sus soluciones disparará -mágicamente- una sucesión de hechos dentro de las organizaciones que, inexorablemente, las convertirá en digitales.
Teniendo este destino a la vuelta de la esquina, es fácil decidirse por alguno de estos productos y esperar que las personas automáticamente se organicen con una eficiencia nunca antes vista alrededor del nuevo juguete de la empresa. Luego, debería venir lo inevitable: que comiencen a desplegar su talento oculto para resolver 25 años de capas geológicas de arquitectura y una cantidad desconocida -pero enorme- de deuda técnica. Todo esto en tan sólo un semestre.
La realidad es que nada de esto sucede. El flamante juguete difícilmente traiga alguna solución y terminará transformándose en un nuevo componente incómodo al que nadie quiere acercarse. Además, se agregan otras dificultades propias del contexto: falta de capacidad, habilidades en estadíos iniciales y plazos seguramente desafiantes.
Tal como sostiene la "Ley de Conway", todas las organizaciones diseñan sistemas cuya estructura copia la estructura de comunicación de la propia organización
Y es que el cambio que se espera que suceda, sólo puede ocurrir dentro del sistema compuesto por las personas, los procesos y la tecnología: por lo tanto, cualquier mínima alteración deberá contemplar estas 3 piezas.
Tal como sostiene la "Ley de Conway", todas las organizaciones, ya sean nuevas startups digitales u organizaciones globales tradicionales, diseñan sistemas cuya estructura copia la estructura de comunicación de la propia organización.
¿Qué sucede entonces? Son las personas las que terminan gobernando, aún sin proponérselo, los patrones de diseño de sistemas en su acepción más amplia. La manera en la que la información fluye -exclusivamente- entre las personas define la forma que tomarán los procesos y, finalmente, la tecnología.
Fernando Sclavo, Head of Strategic Evolution at Startia in Ingenia