Por 12 minutos
Estimado director:
A propósito de la Ley de las 40 horas, hace tiempo existen personas que ya trabajan las 40 horas a la semana, y en una de esas, hasta menos de 40 horas.
Es cosa de ver a todas las personas que se ven en las puertas de los edificios que tienen oficinas, en horas laborales, fumando, fumando y fumando, arreglando el mundo, que se toman mucho más de los "debatidos 12 minutos diarios" en hacer humo su dinero y las leyes laborales, que les quitan el sueño a la CUT, al Congreso, a los empresarios, al gobierno, etcétera.
Y los mejores testigos de lo anterior, son los trabajadores que no fuman, que aunque se diga lo contrario, igual ven recargada sus labores en el día a día por estos "ahumados brake" de algunos, en especial cuando los fumadores tienen como función atender público, o a sus clientes asignados por cartera.
Claramente el tiempo que ocupan en las "extensas fumarolas a media mañana, a media tarde", es tiempo que no trabajan, y que dada la nueva Ley de las 40 horas, es necesario tener muy en cuenta, en especial para que los que no fuman, tengan un merecido reconocimiento por su productividad diaria ininterrumpida.
Bonus track: a los que gustan de las estadísticas, podrían calcular cuántas horas al año, por salir a fumar, dejan de trabajar. Para un cálculo fácil, consideren que la humareda dura solo 20 minutos.
¡Y discuten por 12 minutos diarios!
Luis Enrique Soler Milla
Permanencia
Señor director:
Considerando el periodo de permanencia que tienen en sus puestos las diversas autoridades para ejercer sus obligaciones: alcaldes, gobernadores, secretarios regionales, diputados, senadores y otras, nos lleva a plantearnos lo siguiente: ¿Qué periodo de tiempo sería más beneficioso y transparente para los intereses del país, uno menor o uno mayor?
1.- Si el tiempo para ejercer el cargo es menor, lo más probable es que se quiera sacar el mayor provecho personal lo antes posible.
2.- Si el periodo es mayor, además del relajamiento natural, se tiene más tiempo para planificar cómo sacarle provecho y asegurar el futuro.
Siendo objetivo, se llega a la conclusión que hacerlo bien o mal no depende del tiempo, sino que de la real vocación de servicio y valores éticos y morales que esa autoridad haya recibido.
Jorge Valenzuela Araya