La lluvia, el frío y los conejos de doña Amanda en Cupo
Mientras Calama retorna a la normalidad después de una caótica semana sin agua, el problema continúa arriba, en los pueblos del Alto Loa. La ayuda de agua llega, pero el mínimo abastecimiento de forraje para los animales se ha vuelto crítico. El Ministerio de Agricultura busca asegurar por un mes el alimento para 15 mil cabezas de ganado, que ya comenzó a repartirse. Arriba, en el altiplano, los habitantes se preguntan en qué momento cayó tanta lluvia.
-¿No le da miedo que pase aquí también?
-No, salgo para afuera, corriendo no más.
El día anterior llovió tanto en Cupo, un pequeño pueblo ubicado a 3.660 metros sobre el nivel del mar en las alturas del Alto Loa, que una de las murallas de la casita donde Amanda Cruz (82) guardaba pasto para sus animales y también cocinaba, finalmente cedió. Rocas y adobe se fueron a piso. Con la lluvia no se ha podido hacer ni fuego, dice doña Amanda sentada en la puerta de su casa, junto a sus tres perros y la cama de cueros y frazadas donde duerme.
Las pequeñas gotitas que tímidamente caían en Cupo comienzan a hacerse más fuertes y afuera hay un barrial. En el pueblo todos comentan que hacía tiempo que no llovía tanto. La quebrada, que usualmente viene seca, no para de bajar con agua. Las bocatomas fueron arrasadas. Los sembradíos, también. Las nubes negras que nuevamente empezaron a descargar agua con furia recuerdan que toda la provincia de El Loa está bajo zona de catástrofe.
Apenas se pone a llover, el Abuelo y el Pelao se encierran dentro de la casa de doña Amanda. El Cholo se arrastra entre el barro pero prefiere quedarse afuera.
Al Cholo lo atropellaron después de que se lanzó a morder la rueda de uno de los pocos autos que pasan a Cupo. No son muchos, salvo el minibus que pasa todos los lunes, miércoles y viernes y que primero recorre todos los pueblos del Alto Loa -Paniri, Turi, Toconce, entre otros-, antes de irse a Calama. Entrar es arriesgado. La curva de una sola pista que baja a una quebrada antes de subir al monte donde está el pueblo es tan angosta y empinada, que ya ir a 30 kilómetros por hora sería una irresponsabilidad.
La principal urgencia de los pueblos que están de Chiu Chiu al interior es tener forraje para los animales. Dicen en el pueblo que como el pasto se mojó, se puso negro y el ganado que se ve por estas zonas del altiplano, como llamas y corderos, no se lo comen. Varios se están muriendo de frío, como los siete conejos que tenía doña Amanda en su casa. Juliana Cruz, presidenta de la comunidad, cuenta que desde El Abra y la prelatura llegaron fardos de forraje a Cupo, pero la repartición solo da para dos días.
-Un fardito a cada uno, porque no alcanzó más. Si nos pudieran alcanzar con forraje, bienvenido sea-, pide la dirigenta.
Abajo, el alcalde Daniel Agusto explica que la falta de alimento es un problema grave en los pueblos del Alto Loa. En Calama ayer salió el sol y la municipalidad entregó materiales de construcción, como calaminas, palos y otros, pero arriba hay problemas serios de falta de agua y aislamiento. En el caso de Taira, hay una familia de diez personas que necesita forraje urgentemente.
-En Taira está intransitable, está hecho pedazos. No existe el camino.
Ayuda
Lucía Ayavir se sube corriendo a una camioneta que la va a llevar desde Cupo a Calama, donde vive su hija. Allá tendrá que viajar seguido a comprar verduras después de que las lluvias arrasaran con su plantación de maíz y habas. Estaba sembrado desde agosto y en marzo debería haber salido, pero el invierno altiplánico se llevó todo.
-Más lo que se sacrifica uno para sembrarlo, para que se pierda así… - dice resignada.
El sábado pasado, el concejal Jorge Olivares se organizó con amigos de amigos y subió con su señora, Celia Araya, a repartir nylon y otros imprescindibles para la emergencia. A Cupo llegaron bidones con agua, unos fardos de pasto, ropa entregada por Caritas Chile y alimentos no perecibles.
-Cuando vimos la necesidad, nos empezamos a movilizar y los amigos se unieron, gente que ha colaborado y que ni siquiera conocemos, pero que tiene todas las ganas de ayudar-, cuenta Araya.
La lluvia sigue cayendo y aunque un letrero indica que estamos frente al imponente Macizo de Panire, una enorme niebla impide verlo. De hecho, la visual llega hasta unos kilómetros más allá solamente.
Las comunicaciones, por suerte, no se han cortado. A sus 82 años, doña Nicasia Copa Cruz habla todos los días con sus hijos por celular. Ver tele no le gusta, pero sabe todo lo que ha pasado allá en San Pedro de Atacama y en Calama por la radio Biobío.
Mientras su sombrero típico de la cultura andina la protege de las gotas, Nicasia Copa recuerda que en 2001 vino una lluvia grande. Las calles, dice, estaban con palos, agua sucia. Como el invierno altiplánico, ese paradójico nombre para un suceso que solo ocurre en verano, es tan común en el Alto Loa, el que caiga agua no le sorprende. Pero, advierte, "aquí no era tanto".
-Con la lluvia quedó la embarrada. Los pozos se fueron, no hay con qué regar ahora. Siempre ha llovido aquí, pero ahora se pasó-, rebate Juan Bartolomé, hombre de jockey y chaqueta con el logo de Calama que viene recién llegando de Paniri, otro lugar donde no hay agua. Aunque la lluvia por mientras puede mantener la hectárea de alfalfa que no fue arrasada, la pregunta es qué va a pasar cuando salga el sol.
Bartolomé está preocupado porque como las cuatro bocatomas están malas, repararla costará harto tiempo. "Si vienen todos los comuneros, una semana", dice. Y como no saben hasta cuándo va a seguir lloviendo, no vale la pena ir a trabajar en eso de inmediato si baja el agua otra vez.
Forraje
El seremi de Agricultura, Gerardo Castro, cuenta que desde hoy el Indap comienza a entregar forraje en los puntos más urgentes de la región. En total hay 107 mil kilos que se repartirán en las zonas por donde pasó el temporal, lo que aseguraría el abastecimiento de 15 mil cabezas de ganado, durante un mes.
Mañana, en un helicóptero se sobrevolará la zona para constatar las bocatomas que se han dañado, para tener un conocimiento completo de lo que está pasando con los sistemas de riego del interior. Esto, porque hasta ahora no se ha cuantificado cuánto daño le ha hecho al agro esta pasada de invierno altiplánico. El ministerio de Agricultura deberá encuestar a 1.200 personas para tener un panorama de la situación y, hasta ayer, llevaban 200 encuestados. Hacia el jueves ya se podría tener una idea general.
-Con este informe preliminar vamos a llegar a tener una estimación más cercana, las zonas de crisis donde está más destruido el sistema- cuenta la autoridad regional.
En Cupo, ayer amaneció despejado, pero las nubes volvieron a salir a eso del mediodía. El sábado pasado, el clima parecía impredecible. Nicasia Copa, con sabiduría atacameña, miraba las nubes.
-Va a llover, pero no tanto. Uno conoce.
"Si se cierra el camino (por la lluvia), nos afecta mucho porque el problema es para bajar"
Carlos Rodríguez, Cupo."