Comerciantes lloran la trágica muerte de sus queridos compañeros
Globos negros y un cartel fueron pegados, en señal de duelo, en el quiosco que por largos años atendieron en Maipú esquina Matta, los ancianos fallecidos ayer en el incendio.
Y es que el dolor fue inmenso a partir de la madrugada, cuando poco a poco comerciantes y clientes del sector centro iban enterándose de la tragedia.
El pequeño local- correspondiente al módulo 2 del Boulevard Maipú -fue atendido por las víctimas por última vez hasta la tarde del sábado y fue visitado ayer por decenas de personas que le entregaban el pésame a sus colegas y, muy especialmente, a Guillermo Munizaga.
El enfermero, ya pensionado, fue quien cuidó hasta el último a Pablo y Elena. A ellos los conoció a través de un médico hace ya 8 años, debido a que se atendían en el Centro de Salud Familiar (Cesfam) Centro Sur.
Desde entonces, se convirtió en la familia que ellos no tenían. Los hermanos eran solos, no tenían hijos y vivían en la vivienda siniestrada, donde alquilaban una pequeña morada de material ligero por 160 mil pesos.
Guillermo pasó, así, a ser el cuidador a quien muchos le reconocieron ayer por tanta entrega y amor, pese a que sus vínculos no eran sanguíneos. Por ello, no encuentra consuelo. De madrugada se enteró del incendio y partió raudo hasta calle Orella, pero cuando llegó, ya nada se podía hacer.
"No merecían haber muerto así", decía entre lágrimas al recordar a los abuelitos que ya padecían enfermedades propias de su avanzada edad. Estas, sin embargo, estaban bajo control médico.
"Se fueron juntos", era en lo único que encontraba resignación Guillermo, quien ya realiza los trámites fúnebres. El quiosco como lo informó en su momento este Diario, había sido desvalijado el 3 de enero de 2018.