Entre las casas y almacenes de la población Bonilla Bajo, aparece algo así como una especie de oasis. El Parque Kurumi se ha convertido en un verdadero motivo de orgullo para los vecinos, quienes constantemente dejan en claro cómo es que por iniciativa propia de los residentes del sector, el espacio sustituyó la tierra y la suciedad, por lo verde de las plantas y árboles, y también por sus coloridos juegos infantiles.
Hace tres años que tomaron las riendas de dicho proyecto, cansados del deprimente panorama que significaba ver todo un espacio de tierra que era aprovechado por "fumones" que aparecían en dicho sector. Pronto llegarían los neumáticos pintados que serían utilizados como jardineras y como una forma de demarcar la presencia de árboles y arbustos.
El nombre escogido le hace honor a lo que se concretó en el lugar gracias a la convicción de los vecinos y lo que significa este espacio, ubicado en El Roble con Sargento Enrique Coke.. "Kurumi", es una palabra que viene del dialecto aymara que significa "arcoiris", lo cual es una referencia a dotar de colores al lugar.
Eso le da aún más relevancia al trabajo que realizó un grupo de pobladores durante el fin de semana a este espacio. Con brochas y pinturas -que recibieron mediante la colaboración junto a la empresa Aguas Antofagasta- los vecinos pintaron las instalaciones del parque y también los muros de la multicancha, así como también podaron algunos de los árboles y efectuaron arreglos de jardines.
"En el Kurumi realizamos todo el hermoseamiento del entorno, en donde participaron vecinos. Pero también en murales, junto a niños y familias que querían dejar su huella en la historia", cuenta el presidente de la Junta de Vecinos de la Población Bonilla Bajo, Hugo Sepúlveda.
El dirigente comenta que esos murales cuentan más o menos la historia de este barrio y además la fauna que se podía apreciar en el sector, como por ejemplo colibríes. Esto gracias a que como unidad vecinal ganaron un proyecto con fondos estatales gracias al financiamiento del 2% de Cultura.
"La historia de la comunidad está reflejada en 14 murales, de los cuales hoy se han hecho 11 y más el entorno de la multicancha, todo reflejado a la historia y la fauna que se veía antiguamente por esos lugares", afirma Sepúlveda.
Dichos murales de los que habla el presidente vecinal se encuentran distribuidos a lo largo de todo el barrio y en sus emblemáticas calles como Juan Antonio Cornejo, Pedro Lobos y Adolfo Holley. "Es un tour con murallas", añade.
"Hoy le cambiamos más la cara porque Kurumi como es 'un sueño de colores, reflejado con el agua y el Sol', el parque quedó de la misma forma: de colores".
Alberto Rozas es un vecino que vive justo al frente de este parque y hablar de lo que significa para el sector es algo que lo llena de orgullo. Especialmente, si los vecinos trabajan en conjunto para mantenerlo en las excelentes condiciones en las que se encuentra. Pero más allá de eso, destaca la importancia de vida en comunidad que el espacio les ha brindado:
"Hay mucha gente que incluso no es del sector y van para allá, aprovechando este lugar de recreación. Nuestra población es antigua y por lo tanto tenemos muchos adultos mayores que no tenían un lugar de esparcimiento, donde sentarse con sombra. Pasaban muy encerrados".