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Atardecer
"Atardecer en Playa Llacolen #Antofagasta", escribió @djzunga junto a esta bella imagen del sector sur del borde costero de la ciudad.
"Atardecer en Playa Llacolen #Antofagasta", escribió @djzunga junto a esta bella imagen del sector sur del borde costero de la ciudad.
El usuario @serseguel subió esta imagen a las redes sociales para comentar el peligro que reviste un poste que está inclinado. "Está que se cae @CGE_Clientes #Antofagasta", señaló.
Señor director:
La doble moral frente a la violencia como medio ha permeado a tal nivel en la opinión pública que finalmente diversos grupos se arrogan la facultad de presionar mediante amenazas de fuerza para imponer sus fines u obtener respuestas de parte de los tomadores de decisión.
Si hace poco fue el gremio de los camioneros el que recurre a la amenaza de fuerza, antes eran otros gremios los que lo hacían, como funcionarios públicos, estudiantes o grupos con vindicaciones étnicas. Cualquiera sea el caso, la violencia se aceptó como medio de presión como si eso fuera parte del juego democrático. Pero como es una doble moral, se juzgan tales actos según convenga y según quien los cometa.
Es de esperar que, a propósito del plebiscito, nos demos cuenta que validar la violencia como medio para imponer fines solo significa que la sociedad en su conjunto está llevando la democracia como valor al más triste de los patíbulos.
Jorge Gómez Arismendi
Señor director:
Entre la fantasía popular y el debate jurídico se desarrolla nuestra actual discusión constitucional.
Lo primero se evidencia cuando no pocos le conceden a la Constitución un carácter mágico según el cual sus deseos y esperanzas se podrán concretar mediante la redacción de una nueva carta fundamental.
Lo segundo, aunque necesario, termina por monopolizar lo que entendemos como una "reflexión seria" sobre la materia, limitándola a una cuestión de técnica jurídica, cuando a todas luces se trata de un asunto todavía más complejo.
Pero lo cierto es que, parafraseando a Adenauer, "la Constitución es demasiado importante como para dejársela solo a los constitucionalistas".
Todos tenemos el deber de afrontar seriamente la cuestión constitucional sin importar nuestras distintas experiencias, conocimientos o grados académicos, y, por ende, nadie tiene licencia para tomarse este problema a la ligera.
Juan L. Lagos